Bar, en Alcolea del Pinar, justamente al cesible desde la carretera, muy visible y con un hombre realmente particular. El sitio es amplio con una gran terraza y dentro nos encontramos todo tipo de productos artesanales, tiene menú del día y hasta lotería de Navidad) con recargo sorprendentemente). La camarera muy amable y los precios baratos, como debe ser en un pueblo.
No corresponde la puntuación que tiene este restaurante con la calidad que dan porque yo le doy cinco estrellas dado que es un restaurante de comida casera bien hecha sabrosa y con un servicio más que adecuado parece como si hubieran cambiado de dueños recientemente y las personas que lo llevan ahora han mejorado todos los aspectos. El precio del menú es de trece con cincuenta euros que puede resultar algo elevado pero dada las subidas de precio actualmente ya es bastante normal. Sobre todo lo que más valoro es un restaurante en la zona de cruce de carreteras que te resuelve el problema de comer por poco dinero y con buena calidad y buen servicio insisto la puntuación no corresponde al trato a la comida y al precio que que tiene insisto que a nosotros y a la gente que hay alrededor este les atendían estupendamente estaba bastante lleno y era de buena calidad. Comimos un plato de lentejas y unas judías de primero que estaban muy ricas y bastante sabrosas y de segundo unos filetes de pavo y de pollo después que igualmente no eran congelados ni mucho menos era comida fresca bien alineada bien hecha. Tal vez los postres fueran un poco escasos, echándose a faltar algunos postres caseros pero insisto es una parada técnica donde comes y sigues viaje y al final el precio y la atención es lo que cuenta. Por mi parte muy recomendable y desde luego yo le daría un 4.2.
Añadir que justo al lado hay una casa de piedra que construyó con sus propias manos vecino del pueblo por la época de 1900 y pico y que es impresionante dado que es un monumento único por el tamaño por la por cómo está hecho y aconsejó mucho visitarla.
Si se está de ruta, es un buen bar de carretera para parar tanto a tormar algo como para comer. Los menús tienen muchos platos para escoger, son abundantes y de calidad correcta, además de económicos.
Los bocadillos están muy buenos, hechos con pan muy rico del pueblo.
Torreznos y tapa de oreja muy ricos.
El personal es muy amable y atento.
Además el el pueblo tiene una bonita iglesia y una casa de piedra construida en un peñón que se puede visitar. Es muy curiosa.
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