Experiencia cinco estrellas, como no podía ser de otra manera. Normalmente el trabajo bien hecho aporta una serie de resultados acorde con el nivel de exigencia e implicación. La experiencia de hoy, porque no se puede llamar de otra manera, es un vivo ejemplo de esta reflexión. El local, muy acogedor, con una distribución de las mesas muy adecuada, para poder conseguir un clima de intimidad que exige la categoría de este restaurante y poder asegurar la normativa anti-covid. Gastronómicamente nos encontramos ante un menú degustación muy equilibrado, con unos platos muy elaborados y con la cantidad suficiente, aunque entiendo que alguien pueda pensar que son escasos, para hacerte una idea de lo que se ha querido conseguir con cada uno de ellos. El servicio destaca por su eficiencia y cercanía. Quiero dar las gracias a EMI, que ha sido la chica que ha tenido "que aguantarnos", por hacernos sentir como en casa, que es la mejor sensación que puedes sentir cuando estás fuera de élla, y a Maca, la artífice de que la orquesta no haya desafinado en ningún momento, por su cercanía y por haber tenido el detalle de venir a hablar un ratito con nosotros, detalle que quiero resaltar, sobre todo en unos momentos en que algunos chefs se encuentran un poco endiosados y lejos de los clientes, y está claro que este no es el caso... GRACIAS en mayúsculas, porque se lo merece.