He ido ya dos veces con compañeros de trabajo. La primera vez que fuimos pensamos que ibamos a un sitio que ellos ya conocian y que era una franquicia. Se ve que la franquicia se fue y en su lugar abrieron este restaurante con platos similares a lo que habia antes, de ahi la confusion. Se encuentra en una calle peatonal, se puede aparcar a medio dia en las proximidades del mercado sin dificultad. El comedor es muy pequeño por lo que conviene reservar. Está muy limpio, decorado con gusto, y se ve nuevo. Además de carta, tiene dos tipos de menu: uno basado en sushi y otro asíatico. El asiatico contiene 3 platos, me parece que no hay mucho donde elegir pero lo que escojas además de muy bueno, da la sensacion que te lo están preparando en el momento. No se parece en nada a un restaurante chino convencional (nosotros lo llamamos a este lugar, el chino fino), la salsas estan justas en cantidad, y la comida no es para nada pastosa. Ofrecen buenos vinos, la atencion al servir es correcta, pero los propietarios no pueden disimular que son chinos, y a la hora de pagar, tienen la poca delicadeza, de por ejemplo, recordar que la persona que está en el baño no ha pagado, o que aun falta un menu por pagar. Lo hacen de forma imperativa y brusca, y eso no es habitual en hostelería, salvo en la china, este lugar podia haber sido la excepcion pero no lo es. Y es que nos olvidamos que no sólo pagamos por la comida sino por la atencion,.