Con el frío apetece un ramen. Pedimos uno picante y uno de Miso. Está muy bueno, pica pero no mucho. El ambiente es informal y se comparten las mesas. Es para entrar y disfrutar tu sopa y poco más, el lugar es agradable pero no para hacer sobremesa porque hay mucha gente esperando. Nos gustó, volveremos.
De entrada, el local ya se encuentra en una calle con mucha magia.
No es muy grande, pero lo suficiente para estar cómodo. Mesas compartidas y un ambiente cálido en general:
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- La comida muy buena.
- Los bols son bastante grandes y queda bien fausto saciado. Yo acompañé con unas gyozas para compartir (ambas están muy buenas: cerdo y vegetales).
- Por suerte no había mucha gente, así que el servicio fue rápido.
- El postre de tapioca, delicioso..y sin lácteo!. A falta de Mochi...😪
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- La única pega, que quizás las camareras vinieron en exceso para saber si ya sabíamos lo que queríamos, pero nada grave.
- No es de lo más barato, pero es rico.
Muy buen ramen miso especialmente, pedid la limonada que hacen ellos para acompañar, hemos probado muchos ramens y éste es uno de los mejores sitios para comerlo. El sitio es un poco pequeño pero es un lugar agradable y los camareros tratan de 10 a los clientes.
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