Comida muy buena, generosos en las raciones, rápidos y amables, un trato exquisito. Muy recomendable
Buscando por el barrio un restaurante con un poco más de variedad de platos en fin de semana (y con menú), encontramos el Maxi & Max y decidimos probar en familia.
La verdad es que el restaurante se llena con cierta facilidad (quizá por ser fin de semana, recomiendo reservar), y la verdad es que se entiende. El menú es muy variado y a un precio calidad muy ajustado. En mi caso opte por el gazpacho casero (muy bueno), y el entrecot con Alioli y patatas. Aquí cabe destacar que el entrecotte es de cerdo, no ternera, pero muy bien hecho (te piden la cocción de la carne y desde luego lo bordan) y como se puede apreciar, acompañado de buenas patatas fritas caseras.
De postre mi primera opción iba a ser tarta de Santiago (que ya estaba agotada) o pudding de la casa (también agotado), así que opte por la crema catalana, que si bien, estaba rica, quizá un pelín liquida para mi gusto. (Si te gustan los postres quizá te recomendaría comer pronto!).
El trato del personal fue muy bueno, se nota que tienen buen trato y hay muy buen ambiente que trasladan al cliente.
Mencionar que la paella marinera que pidió mi madre y mi cuñada, estaba de vicio!. Para repetir.
Hemos comido 4 menús espectaculares. El caldo gallego, las habitas con calamares, la galta al horno y el bacalao brutales. Los postres también perfectos. Básicamente todo lo que pedimos buenísimo, sabor casero y auténtico, cocina de toda la vida muy bien ejecutada. Sabiendo que hay este menú tan cerca volveré a probar el resto de platos sin duda. Felicitaciones a cocina y servicio.
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