El restaurante tiene una ubicación privilegiada en una calle céntrica y peatonal, y cuenta con una agradable terraza. Los camareros se destacaron por su amabilidad y atención. Sin embargo, es importante mencionar que el servicio fue un poco lento, especialmente considerando que era casi las 16 h y no había muchos clientes.
En cuanto a la comida, hubo altibajos en la experiencia. El pulpo a la gallega resultó ser insípido, lo cual fue una decepción. Por otro lado, la fritura de pescado se presentó en un tamaño generoso y el sabor estuvo a la altura. Además, el salmón con salsa de gambas fue otro acierto en términos de sabor.
En cuanto a los precios, se podría decir que fueron razonables en general. Sin embargo, debido al costo de 3,5 € por cada bola de helado, decidieron no pedir postre en esta ocasión.
Pasamos un día antes por el sitio y nos fijamos que era un bar de siempre que sirven comidas a todo tipo de público con unas paellas de buen ver. Por la hora, casi las 16:00 son de los pocos que SI te hacen una paella sin problema y lo que necesites. La comida increíble, paella señoret. Bebida sangría de diez. Pero lo mejor de todo el dueño del local. Atento, simpático y preocupado por la calidad de lo que vende. Eso ha sido lo mejor. Muchos bares deberían de aprende de el. De lujo! Y 100% recomendable.
Comida muy buena calidad precio, paella de carne muy sabrosa, comimos una racion de calamares y una paella para dos y dos cervezas por 51.50€ lo recomiendo
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