Reservamos con antelación por Internet en la terraza porque viajamos con nuestro hijo perruno. Al llegar, por el calor, la terraza no la tenían montada así que preguntamos, el chico que se llamaba Albert, nos dijo que tenía que preguntar a la encargada y, sin problema, nos puso una mesa dentro para no tener calor. Le pusieron un cuenco con agua fría y se quedó bien a gusto. El servicio de Albert fue impecable no, lo siguiente. Atento, amable, servicial, rápido y siempre con una sonrisa. La comida estaba riquísima. Le comentamos que queríamos pedir y nos dijo que era demasiado, nos aconsejo y acertó de pleno. Pedimos croquetas (media racion que vienen 6), huevos rotos con jamón de bellota y queso y solomillo de ternera con guarnición de verduras y salsa que, al pedirlo para compartir, nos pusieron en 2 platos, raciones completas de pieza de solomillo, patatas, verdura y salsa. Luego pedimos el postre de crema de mascarpone que no estaba tan bueno pero era casero y de calidad. De beber pedimos agua y Coca-Cola y, sorpresa, tenían la botella de 350 y agua fria y grande. todo fue sobre ruedas. Le pongo 5 estrellas porque no se puede más. Si volvemos a Cádiz iremos de nuevo sin pensarlo. Un 10
Hace tiempo lo marqué en mi lista de "sitios a los que quiero ir".
Seguramente es uno de los restaurantes más bonitos y monumentales de Cádiz con un espectacular patio mudéjar y un salón clásico.
En esta ocasión, debido a la celebración de un evento, nos tuvimos que conformar con la zona de bar, con un estilo contemporáneo e informal pero también acogedor y agradable. Esto nos obliga a volver y reservar, esta vez en la zona más noble, y lo haremos encantados, después de haber disfrutado de una deliciosa cena y un servicio atento y paciente, pues llegamos tarde a la reserva, por motivos justificados, eso sí, y fuimos los últimos en abandonar el local.
Lugar precioso, el atún rojo crujiente delicioso. El servicio de los camareros de 10.
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