La verdad que no lo conocía y nos encantó. Tiene una carta muy variada y con tapas que no hay en todos los sitios, cosa que nos gustó para probar más cositas.
Reservamos en el patio y fue todo un acierto, un sitio con un encanto especial (aunque recomiendo no olvides tu repelente de mosquitos!)
Las tapas estaban muy ricas y seguramente volvamos pronto por qué nos dejó muy buen sabor de boca☺️
No conseguí hacerle fotos a todos los platos, algunos casi ni los vemos de lo rápido que se los comieron.
Lugar perfecto para tapear, todo muy rico y bien presentado. Atención de primera por los camareros... Sin dudas volveremos.
Hemos vuelto a este pintoresco bar tres meses después de nuestra primera visita y en esta ocasión hemos podido sentarnos en el bonito patio con que cuenta. La carta ha variado poco en estos tres meses, aunque sí que presenta algún cambio mínimo. Todos los platos cuestan entre 2 y 3 € más alguna sugerencia que podemos ver en una pizarra. En esta ocasión pedimos algo menos, ya que la vez anterior nos pasamos; algunas tapas son muy grandes y salimos más que hartos: tres hamburguesas de choco, dos rollitos de rosada con gambas, dos de bacalao con tomate, una de soldaditos de Pavía y una de sardina rellena. Con un tanque de cerveza y dos refrescos, una cuenta de 32 € para tres personas. En esta ocasión pedimos lo justo para salir satisfechos y no hartos a reventar. Muy bien de nuevo, tapas de buen tamaño y calidad y atención muy correcta.
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