Viajo por toda España trabajando y jamas he puesto una reseña de ninguno de los sitos en los que he almorzado o cenado, pero este restaurante, en especial su gente, merece que le dedique mi tiempo. La experiencia gastronómica ha sido absolutamente maravillosa. La casa, el maravilloso personal y la exquisita comida. No soy un profesional, no puedo describir con precisión lo que mis sentidos han disfrutado aquí pero puedo decir, sin dudas, que es una experiencia absolutamente maravillosa.
No habíamos reservado y no hubo problema en tener una mesa, eso sí, éramos dos. Te ponen un aperitivo gratuito que consistió en un vasito con consomé, muy rico, y un poco de pasta de bacalao y patata a modo de puré. Pedimos media de croquetas de jamón, aconsejados por el metre, que eran 4 croquetas de muy buen tamaño y estaban tiernisimas. Luego pedimos el arroz de pitu caleya, espectacular, con un sabor exquisito. De postre un helado de pistacho a compartir, y menos mal porque eran 3 bolas de helado con fruta y una galleta. A mí que no pedí postre me ofrecieron unas galletas y chocolate. Y para cerrar nos agasajaron con un poco de vino dulce moscatel. El total, 75€ muy bien merecidos por la calidad de los platos, la rapidez del servicio y el ambiente. Además el lugar está muy bien de decorado, como una antigua venta. Muy recomendable para darse un homenaje
Que pena que no se puedan poner 10 estrellas, porque este restarurante se las merece. Calidad suprema en todo cuanto te llevan a la mesa, desde el pan hasta el mismo café. El bacalao, la ensalada de tomates con bonito, la tosta de pisto con anchoas, son de otro nivel. Si hablamos de los postres, mas de lo mismo. La actitud y servicio de las camareras es también sobresaliente, Gracias a todo esto, comer aquí se convierte en una experiencia única.
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