Bueno, por dónde empezar… Empezamos picoteando mientras esperábamos la paella de marisco que encargamos, bueno, mis acompañantes picoteando pero yo comiendo, ya que la paella de marisco a mi no me gusta. Adjunto fotos de todo lo que comimos, empezamos por una pata de pulpo a la brasa bastante buena y jugosa, seguido de unas croquetas de chuletón que estaban de rechupete, podría alimentarme todo el año de esas croquetas, súper cremosas y gustosas, increíbles, seguido de unas gambas al ajillo que me aseguran que estaban muy buenas. Luego salió mi plato de calamares rebozados que parecía que habían pocos pero realmente estaba lleno el plato y no me lo pude terminar, estaban buenísimos, tiernos y con buen sabor. Seguidamente nos trajeron la paella, que tenía muy buena pinta y mis acompañantes encantados, yo probé el arroz pero como dije antes, no me gusta el marisco y tenia bastante sabor para mí con lo cual… me mantuve al margen. Para finalizar un postre de tarta de lotes que aparentemente era una especie de tarta de queso al horno con crema de lotus por encima que es todo un acierto, sencillo pero sabroso. Y ya si que si, por último un café asiático espectacular, la imagen habla por sí sola. Desde aquí aplaudo la increíble organización de todo el personal puesto que estaba todo llenísimo, no cabía ni un alfiler y prácticamente nos sentaron a la hora reservada, y se desenvolvían muy bien con muy poco tiempo de espera. Bravo por la organización. También indicar que los camareros son muy amables y alegres en todo momento, a pesar de estar corriendo con las paellas en la mano 😅.

Tiene el monopolio por la ubicación de la cala. Su calidad en sus productos y su servido hace que con el té sea suficiente.. Volveré para probar esa carne y repetir su paella de bogavante.