María José Arévalo Rozalén
+4
Buena experiencia para probar cosas diferentes y dejarte llevar.
Mientras esperas en la cola te dan la bienvenida con un vasito de caldo de marisco, un detalle para aguantar el frío.
El local no tiene grandes pretensiones, es bastante normal, no esperes un estableciendo de moda e instagrameable, esto es otra historia. Se come en barra o mesas altas en silla alta.
Nos pusieron de aperitivo una ensalada, correcta.
Empieza el menú con el cóctel de gambas (en foto). Me pareció buenísimo, sabor y textura top. Se notaba el producto por todos lados y la combinación de sabores intensa y muy buena.
Seguimos con el pil pil de enokis (también en foto). Con forma de calamar. Rico y diferente pero no es de los platos más destacables.
El turno de las estrellas de la casa, los nigiri. Para mi, de los mejores platos:
Nigiri de atún, nigiri de buey, nigiri de panceta Ibérica y nigiri de gamba. Realmente buenos.
Maki de navaja. Pedimos uno para compartir porque a mi acompañante no le gusta demasiado la navaja. Nos gustó mucho a ambos, muy buena combinación de sabores.
Seguimos con raviolis de queso. Es uno de los platos que menos me gustó. El calo estaba rico pero el ravioli me pareció que no tenía gracia, soso e indiferente.
Me flipó el infladito relleno de trompetas de la muerte. Mi top 1, crujiente y sabroso. Que pena no Ie sea tan pequeño, me quedé con ganas de más.
Seguimos con sus clásicos dim sum de foie y siumai de papada. De 10, se nota que son míticos, le tienen bien pillado el truco. Deliciosos👌🏽
Cerdo agridulce, es otro de los platos que no me causaron sensación. El primer bocado es sorprendente pero el conjunto me parece un poco pesado y un dulce demasiado intenso para mi gusto. (No hice foto)
Pusimos el broche final con el bocadillo (tipo hamburguesita) con huevo de codorniz. Rico pero también siento que no era tan destacable.
Para finalizar, el postre: pannacota de flores.
Postre fresquito y diferente. Es curioso, aunque si eres muy goloso no te va a enamorar, no es muy dulce.
La selección de vino es bastante arriesgada. Los vinos tintos que probamos tienen una personalidad muy fuerte. Si no estás acostumbrado a sabores de vino diferentes te va a costar encontrar uno que te guste.
Tenía muchas ganas de probar Nakeima y puede que las expectativas demasiado altas.
Me gustaron mucho mucho algunas cosas pero siendo sincera me esperaba algo más.
El concepto me parece muy bueno y una experiencia que merece la pena. Aunque teniendo en cuenta la competencia que hay ahora mismo en Madrid, se pueden encontrar restaurantes con una relación calidad-precio que no tienen nada que envidiarle.
Muy buena experiencia. Mezcla de sabores y texturas increíbles.
Te van sirviendo los platos con una explicación detallada, no sabes el menú por lo que cada plato es una sorpresa, cuando ya no puedas comer más avisas ya que hay un total de 18 platos contando con el postre, nosotros por suerte pudimos disfrutar de los 18. Experiencia gastronómica muy recomendable. ¡Volveremos!
Restaurante diferente, tienes que hacer cola para coger sitio, recomiendo ir como dos horas antes y luego tomar unas cervezas por la zona. El sitio es pequeño, tiene 3 mesas altas y el resto en barra, entran como 20 personas en total. La climatizacion es escasa y hacia calor. Luego el concepto de comida callejera y diferente está bien, platos muy ricos y otros más normales, pero eso va en gustos. El niguiri de gambas al ajillo y el de melva muy ricos, en general todo lo que sirvieron estaba muy bueno, al ser nuestra primera vez, nos recomendaron que nos van sacando platos hasta que digamos basta.
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