Sorpresa agradable. Necesitamos cenar algo rápido antes de entrar al teatro Álfil. No habíamos estado antes en este local y decidimos probar. Estaba bastante lleno y sin reserva pensábamos que no habría hueco, pero el jefe de sala vio que se iba una pareja y nos ofreció el sitio. Barra alta común, mi pareja frente a mi. Las mesas todas con cartelito de reservado (lo tendremos en cuenta para nuestra próxima visita). Después vimos que había más mesas en la planta baja (junto al servicio de mujeres). Miramos la carta y todo sonaba bien. El precio nos pareció razonable. El jefe de sala nos preguntó si era nuestra primera vez y nos aconsejo los platos estrella: "con los torreznos y la patatas bravas hojaldradas os vais a saciar y son lo mejor. Tortilla podéis pedir en cualquier lugar de Madrid". Nos pareció gracioso y sincero. Añadimos croquetas. Tardaron nada y menos en traernos los platos. Muy rico todo, sobre todo los torreznos. Mucha cantidad para nuestra sorpresa (No es lo habitual en el centro) y las patatas bravas hojaldradas nos sorprendieron por la presentación: ladrillos de patatas y la salsa a parte. Muy ricas también. Las croquetas eran 6, dos de cada sabor. Ideal para una pareja como nosotros. Caseras y con mucho sabor. Recomendable. De beber yo me pedí un tinto de verano y me lo sirvieron igual igual que en el restaurante de chicote de Sol. Muy bueno. Repetiremos seguro y probaremos más platos.