Bar clásico reformado hace unos años. ¡Es un templo para ir a la hora del aperitivo!
El servicio es rápido y los camareros amables (en general).
Te ponen una tapa pequeña con la bebida. En concreto la bebida me pareció un cara respecto a otros bares similares de la zona.
Fuimos a tomar un tinto de verano y un vermut. Mi chico pidió un bocadillo de calamares que dijo que estaba muy bueno. Los chicos que atienden son muy majos, el ambiente es genial. Un clásico de Madrid!
Pues eso, un mítico bar de tapas en pleno corazón de Malasaña. Decoración castiza tipo La Ardosa, cosa que cada vez agradezco más. Es un sitio para estar de pie, en barra o mesa alta y en la que los camareros te atienden de forma profesional detrás de la barra. Suele estar muy concurrido, sobre todo los findes así que no siempre encontrarás sitio. Lo mejor los callos, los torreznos, el minicachopín de chorizo y las alcachofas. Precio normal, ni caro ni barato, pero las raciones son abundantes.
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