Un restaurante pequeño pero con un ambiente familiar, la comida es muy buena en general, los ingredientes tienen una calidad de frescura y muy buen aroma. Pedimos una pasta y una pizza, para 2 personas y quedamos más que bien y sobre todo el postre que era una galleta caliente con su helado por encima que estaba de muerte. Volveremos si estamos alrededor.
Nos gustó mucho la experiencia, el personal muy amable. Por lo que hace a la comida nos decantamos por el menú y muy buena teniendo en cuenta el precio, no se le puede pedir más. Por poner una pequeña pega (para mi gusto) el tiramisú tenía la galleta demasiado blanda, por lo demás todo perfecto!
Es un sitio bastante bonito y acogedor. Por fuera parece pequeño, pero luego es grande. Los baños súper limpios y súper bien. Cuidados. De la comida puedo decir exactamente lo mismo, atención por parte de los camareros en todo momento y no sirvieron la comida muy rápido y estaba exquisita. Celebramos un cumpleaños y nos dejaron llevar nuestra propia tarta. Un sitio donde sin duda volver
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