Hacía tiempo que no tomaba una pizza tan original y deliciosa, la Tommy Hellfinger, con base de tomate, mozzarella, pollo braseado bañado en salsa picante hellfinger, lineas de cremosa salsa ranch, y cebollino, que puede ser suficiente para 2 personas. Volveré a probar las pastas, que también tienen una pinta espectacular.
En todo caso lo mejor es el servicio, el restaurante es de venezolanos y te sirven con esa amabilidad, simpatía y profesionalidad que tanto contrasta (al menos en ciudades como Madrid) con el de camareros amargados que hacen todo lo posible por estropearte la velada.
Local agradable y tranquilo con buena atención por parte del personal (cercano y amable).
Tomamos un entrante, un par de pizzas y postres. Las pizzas grandes, sabrosas y con buena cantidad de ingredientes. Todo muy rico.
Precios en la media.
Lugar tranquilo donde te hacen sentir como en casa por la cercanía con la que te tratan y la calidad de la comida a la altura de la excelencia. Nada grasienta en los rebozados. Sabores 100% naturales y sabrosos. Y el precio es muy asequible sobre todo su menú del día. Una jolla de sitio que espero que dure muchos años.
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