Bar situado en el Barrio de Corea en Melilla. El ambiente está bien, la cocina es rapidilla y el servicio igual. La variedad y mezclas que hacen son bastante interesantes y, en la mayoría de los casos, acertadas. Tienen combinaciones dulce-salado únicas que son dignas de mención. Las mejores son el cojonudo: el sabor del chorizo con el huevo es excelente; el cubanito: el pan de leche con la carne es una combinación genial, muy sabroso y rico. El saquito de frambuesa con rulo: poco que decir, bien de cantidad, poco aceite, todo bien; y la tosta castellana, con productos de gran calidad y muy bien de cantidad. En el lado malo, he de decir que el pollo al curry no estaba muy bueno, el gofre dejaba mucho que desear, a pesar de ser una idea fantástica, veo que está mal desempeñada: lo podrían calentar por lo menos y así daría un contraste mejor, puesto que estaba babosillo y con la crema de cacahuete hacían una mezcla un tanto extraña. Igualmente, las croquetas de jamón, bacalao y Pedro Ximénez se veían muy cargadas de bechamel, un poco mazacote, pero sí que se notaba la presencia de los productos. En general, creo que es uno de los mejores locales así de cena rápida de Melilla. Hay una carta muy extensa y atrevida y cada uno tiene sus gustos. Dicho lo de arriba, animo a todo al que vaya a dejarse llevar y experimentar pidiendo platos sin saber lo que llevan, es bastante divertido y, encima, ¡¡tienen precios MUY competitivos!!