Ubicado en la Barriada de la Luz, este establecimiento está especializado en comida marroquí. Se trata de un local muy austero, carente de la típica decoración de esta clase de restaurantes y sin carta en papel, aunque en la fachada tenemos unos paneles donde podemos ver todos los platos que nos ofrece con sus correspondientes precios: sopa harira, tajín, cous cous, pastela, brewat, showarma y pinchitos. Además, cuenta con pastelitos y té. No sirve bebidas alcohólicas. Si buscamos algún tipo de lujo, está claro que no es nuestro sitio, pero si nos damos por satisfechos con una magnífica comida, unos precios más que razonables y una atención de lujo, hemos acertado de pleno. Entré para cenar y pedí un pinchito y un tajín, ambos de cordero; el pinchito, buenísimo, pero lo del tajín ya era para quitarse el sombrero; estaba espectacular. La chica que me atendió, un encanto; me ofreció unas magníficas aceitunas y me invitó a un té. Todo este festín, con bebida incluida, 10,50 €; creo que es imposible comer mejor por ese precio. Sin duda, volveré muy pronto para probar el resto de especialidades.
La mejor pastela, couscous y tallin que he comido nunca. He repetido ya unas 8 veces y eso que lo conozco solo de hace 4 meses. Los dueños son un encanto y el trato exquisito. Al final de la comida te obsequia con un té moruno delicioso y unos pastelitos increíbles.
El restaurante en si es cutrecillo pero la comida muy buena. El cus cus de cordero buenísimo y los pinchitos también. Y nos han invitado al té moruno. Hamdulillah!!!!
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