Un mesón muy acogedor en mi barrio de toda la vida. El servicio espectacular y la calidad de los platos mucho más que notable alto, aunque el calor el día que estuvimos insoportable. Por eso no daría las 5 estrellas pero sería injusto con la calidad.
Abierta hace pocas semanas en una bocacalle peatonal que parte de la Avenida de la Paloma, esta taberna nos ofrece una muestra de la gastronomía manchega, plasmada en platos tan típicos como el atascaburras o los torreznos, además de una gran variedad en entrantes, así como en carnes; en pescados la oferta es más reducida. Acudí para cenar y me decidí por un único plato: entrecot de lomo alto de ternera de 300 gramos, que venía acompañado de patata asada. Cortesía de la casa me ofrecieron un generoso entrante de atascaburras que estaba exquisito. En cuanto a la carne, aunque la pedí bien hecha me la trajeron casi cruda y solicité que me la pasaran un poco más; aún esta segunda vez no vino tampoco al punto que me gusta, pero estaba tan tierna y tan buena que se comía sola. Con dos tanques de cerveza, la cuenta sumó 29 €. La atención, muy buena. Sin duda, una gran aportación gastronómica para el barrio.
Espectacular comida, un servicio impecable y encantador. Sin duda para repetir.
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