Fuimos a cenar el día 02 de Mayo, un jueves festivo. Restaurante al lado de la A42, con unas vistas curiosas. Lo tienen orientado más como un lugar de cachimbas para los propios árabes, cuando podría tener un éxito increíble si lo enfocasen como un restaurante especializado en comida marroquí. Da un poco de cosa entrar porque parece que eres un turista fuera de lugar, pero el sitio es amplio y alegre. Falla un poco la acogida, el invitarte a entrar y hacerte sentir cómodo desde el principio. No era la primera vez que íbamos. Camarero correcto, quizás el tiempo de espera tras pedir algo largo. Para mí comida es lo mejor que tienen, por eso repetimos siempre: casera, equilibrada, con sabor pero sin estridencias. Pedimos un cus cus de pollo (1/4) con pasas, garbanzos y cebolla caramelizada que sirvieron con caldo en un tazón aparte. Muy rico, para dos personas. Antes la presentación era en pozuelos de cerámica, deberían recuperarlo, sobre todo para que no se enfríe rápido. El pollo súper suave. Un plato que te comes sin enterarte.(10€, creo) El punto fuerte sin duda es la pastela. El contraste entre el azúcar en polvo,la canela y las especias del pollo es fabuloso. El hojaldre en su punto crujiente y consistente para que no se desmorone todo. La hay de más cosas. (8,5€) Al final cuando algo está bueno, vuelves a por ello. Una botella grande de agua y un nestea y salimos rodando por 23 euros los dos. Genial de precio por la calidad y cantidad de la comida. Hay que ir sin prejuicios y seguro que se vuelve por la comida!!