Caserío gallego convertido en restaurante. Ambiente agradable, recomendable para cualquier ocasión. Las raciones eran grandes, de buena calidad y el precio 👌🏻. El servicio atento y rápidos. Todas sus tartas son caseras. 8,5/10
Buena comida, buen servicio y buen entorno. Recomendable cien por cien.Fuimos tres veces. Y cada vez fue una sorpresa agradable.
Sitio encantador, con varios ambientes, al llegar puedes tomarte tu vinito o un vermuth, delante de los viñedos y luego pasar a la terraza y disfrutar de su magnífica comida.
Lo conocimos ayer y hoy hemos repetido. El personal es encantador y servicial, la dueña Sofi, es atenta y cuida el producto con mimo, se nota en cada plato.
Hemos probado la ensaladilla de langostinos buenísima, las croquetas cremosas, el tomate espectacular (de su huerta), el churrasco con sabor y en su punto, el arroz de verduras con un sabor excelente.
Eso si, dejar sitio para los postres, son una fantasía, la tarta de queso manchego con chocolate es para morirse, la tarta kinder, y los helados artesanales… TODO INCREÍBLE
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