Hace unos años estuve con mis padres y quedé enamorado de este sitio. Me prometí volver y lo hice la semana pasada con mi pareja...y volví a disfrutar como en ningún otro lugar en que haya pernoctado. Por la belleza que lo rodea, por el silencio reparador, por los aromas que lo envuelven, por el buen gusto empleado en los apartamentos... y cómo no: por Javier y Pepa, la pareja que lo regenta...que te tratan como si fueras de la familia. Te transmiten el amor que sienten por la naturaleza, por la tierra, por las cosas sencillas y auténticas. Te vas de allí con el alma limpia y deseando volver...y volveré una tercera.
Un sitio para descansa y recargar pilar. No hay nada mejor que despertar y salir al balcón para escuchar a los pajarillos y disfrutar del sol.
Es el sitio ideal para hacer esto, tomar un gran desayuno preparado con mucho cariño y listo para el día.
La experiencia fue genial y no dudaríamos en volver.
¡Gracias familia!
Un lugar espectacular, tranquilo, las casitas acogedoras, bien decoradas y con todas las comodidades y con un servicio exquisito a la vez que cercano. Desayuno muy rico y abundante. Las vistas desde la piscina infinita increíbles. Nosotros hemos ido en numerosas ocasiones, tanto en verano como en invierno es un acierto. Cuando tenían servicio de comida y cena ya era el paraíso.
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