Servicio de camareros 11/10, comida 10/10, local 10/10. Sin duda alguna para repetir y recomendar a amigos.
Llegar: Tienen parking, que es un puntazo, ya que el pueblo no tiene aparcamiento, lo único a tener en cuenta es que la escalera es de tramex y con tacones puede haber dificultades de subirla.
Espacio: Nada más entrar a la zona de barra nos atendieron muy educadamente y con rapidez, el salón-comedor es muy acogedor y la decoración clásica con toques modernos, la separación entre mesas es más que correcta ofreciendo atmósferas independientes en cada mesa.
Tanto la cubertería como los platos son de buena calidad, por buscarle una pega, las servilletas eran de papel y no textiles, aun así un 10 para el cubierto.
Tomar nota: El camarero que tomó nota nos recomendó tanto la cantidad como la Informacion de los platos en que dudábamos, un conocimiento a la perfección de la carta y de los productos que ofertan. Siendo cuatro comensales pedimos cuatro entrantes y uno principal, todo para compartir.
Comida: no hay secreto, trabajar con productos de alta calidad y tratarlos con el mimo que merecen tales productos, desde los tomates de la ensalada hasta el chuletón de vaca, todo exquisito.
Explicación platos:
Ensalada de tomate rosa: este plato estaba fuera de carta, junto con el rodaballo salvaje, fue un acierto pedirlo, una mezcla muy equilibrada, tomate rosa, espárragos, lomos de caballa(no tenemos claro que fuese caballa pero estaba buenísimo), cebolla y piparras, servido ya aliñado, pero trajeron una botellita de aceite virgen extra, vinagre y sal por si queríamos aliñarla, no le hizo falta, solo decir que no hicimos foto al plato y que el plato quedó limpio. 10/10
Migas con huevo: viendo otras reseñas vimos que era el plato típico del restaurante por lo que decidimos probarlas y otro acierto, quizás el plato más corriente pero sin duda un 10 en la elaboración ya que el pan estaba suelto, acompañado de un huevo frito y de tomate y uvas, un plato tradicional muy bien cocinado. 8/10
Calamar a la brasa: el calamar se notaba de calidad, estaba bien cuajado, sin llegar a estar quemado, aunque si tenía el aroma de la brasa, acompañado con patatas y pimientos. 8/10
Risotto de boletus: este plato se merece un especial reconocimiento, el punto del arroz perfecto, la base del risotto perfecta, ligera, con un gran sabor. Sin lugar a duda uno de los mejores platos de la noche. 10/10
Chuletón de vaca: para acabar con los platos llegamos al broche final, el chuletón estaba espectacular, de los mejores que nos hemos comido últimamente, con un sabor muy correcto, sin ser un sabor demasiado fuerte que muchos chuletones pecan de intensidad de sabor, pero teniendo buena presencia en boca, además, la cantidad de grasa era la justa y necesaria, no había excesos de grasa, la carne bien infiltrada, de mucha calidad, servida con unas patatas fritas hechas como en casa y pimiento rojo. Con una plancha y un fogón debajo para hacer la carne al punto deseado de cada comensal y sal en escamas para rematar, el plato no necesita descripción, necesita hambre y ganas de disfrutar. 11/10
Postres: de nuevo, el camarero que nos tomó nota nos asesoró en la elección de los postres, aunque es difícil elegir mal, pedimos arroz con leche, tarta de queso y cuajada, todo casero y de gran calidad, un detallazo fue que el camarero al traer los postres, se dio cuenta que queríamos probar unos palitos de tres chocolates que venían en un postre y lo trajo en el siguiente viaje que hizo a traer los postres que faltaban, un detalle que no tiene precio, Atencion 12/10.
Muchas gracias por el detalle y esperamos volver pronto para volver a disfrutar de la experiencia y de los Pirineos.
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