Fue complicado conseguir mesa
Gracias a unos amigos, lo conseguimos y cenamos el menú degustación de 8 entrantes, 10 piezas de shushi y 2 postres.
La calidad del producto y el espectáculo de los tres cocineros merece la pena.
El ambiente no nos gustó, no es un local acogedor y había un ruido de fondo desagradable. No podíamos hablar entre nosotros al estar en fila
No pongo las 5 estrellas porque nos quedamos con hambre; hemos estado en varios estrellas y aunque siempre se suelen comer pequeñas degustaciones, en los otros que he ido nunca me he quedado con hambre. A destacar: el servicio extraordinario, los platos iban saliendo a un ritmo espectacular, no habían esperas.
La somelier encantadora, nos recomendó un vino que nos gustó mucho, en una carta de vinos poco conocidos y diferentes.
Y la comida increíble, de verdad, todo iba subiendo poco a poco de intensidad hasta llegar a los últimos niguiris de atún, ninguna pega a la comida, buena ejecución en todo, clásico pero con un toque personal.
Ya digo, me hubiera gustado haber podido repetir tal vez de alguno de los sushis del final.
El restaurante precioso.
Hemos ido en dos ocasiones y tengo muchos sentimientos encontrados con este lugar. La comida es excepcional, mucho cariño detrás de cada plato y el producto no puede ser de mejor calidad. Sin embargo, el ambiente es muy frío, sin posibilidad de sobremesa y todo muy rápido. Ambas veces he notado el mismo clima de tensión.
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