Conocimos la mesa de conus a través de uno de esos artículos de “Top restaurantes de Vigo”. Ha sido una de las experiencias más completas y agradables que hemos tenido en la ciudad, especialmente a nivel calidad-precio. El local sorprende en el momento que entras. Es sencillo, moderno y a la par acogedor. Es un restaurante con poca capacidad, hacen un solo servicio a mediodía. Nos sentaron en barra, que de “barra” tenía poco! Muy amplia, asientos muy cómodos, y muy poco ruido. El que haya de pocos comensales permite que la dinámica sea mucho más cercana. Uno no sabe lo que le van a servir, cambian el menú según disponibilidad de productos de su huerta y temporada. Dicho esto, no se desvían mucho de la gastronomía española. Preguntan, en el momento de la reserva, si tienes alergia, intolerancia, o no te gusta algo. Nosotros fuimos servidos 2 aperitivos (paleta y croqueta), 2 platos fríos (vichyssoise + vieira y camarones “salsa golf”), 3 platos calientes (fabada de setas, corvina con salsa del coral de la vieira, abanico de cerdo con patata y reducción) y 2 postres (Helado de “la huerta” con aceite de oliva, puré de calabaza y crumble de galleta, bombón de beso). Muy completo. En varias ocasiones nos ofrecían repetir partes de los platos del menú, una grata sorpresa! No bebimos alcohol, por lo que de vinos, cavas y demás no puedo opinar. El relato alrededor de la comida es un plus. El producto es de muy buena calidad. Todos los platos nos gustaron mucho, sin “peros”. Las propuestas de platos combinaban lo tradicional con innovación/vanguardia, sin dejar de lado a la materia prima como protagonista de todos sus platos. Cada menú salió cincuenta y cinco euros, bebida y café excluidos. El trato es inmejorable, nos sentimos como en casa. No vayáis con prisa, estuvimos 2-3h comiendo. En barra es interesante estar porque te ofrece la posibilidad de ver cómo acaban de preparar y emplatar todo. Volveremos!

Lugar perfecto para disfrutar de la gastronomía. La interpretación del Chef, Víctor Conus, activa tus sentidos y te transporta con sus creaciones culinarias a recuerdos de una cocina clásica y familiar, aprovechando todos los productos del terreno y de temporada Además, el restaurante es muy cómodo y acogedor. Ya están tardando en darle una estrella Michelín. Se merece un 10.