Muy buen restaurante con muy buena calidad. Lo que falla es que el servicio siempre es muy lento en todo, en tomar nota, en servir... una pena la verdad.
La comida está genial. El servicio es un poco mejorable, mucha espera para la comida.
Fuimos a comer con unos amigos, en total 4 adultos y 4 niños.
Ambiente muy familiar, y los camareros jovenes muy simpáticos, amables y atentos.
Especialistas en carnes, el solomillo espectacular, los caracoles muy buenos. Para los niños cogimos 2 menús que dio para los 4, era plato combinado de patatas que parecían muy caseras, macarrones y pollo empanado que estaba muy bueno, muy bien el rebozado.
Postres caseros.
Pagamos 100€ por familia y hubo 2 de caracoles, 2 menús infantiles, 2 solomillos y un chuletón, 4 cervezas, 2 botellas de vino, 4 postres + 2 más fuera del menú infantil.
Es la tercera vez que vamos y sigue sin defraudar.
Repetiremos seguro!
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