Nada que no hayan dicho aún de este establecimiento.
La comida está a un precio muy asequible, lo que hace la parada perfecta para los que viajamos de paso por este pueblo muy a menudo.
El camarero que nos sirvió nos aconsejó pedir menos de lo que habíamos pedido, un detalle que se va viendo cada vez menos en establecimientos tipo restaurante y que no sólo ayuda a no desperdiciar comida sino a ahorrar unos euros en estos tiempos.
Se echa de menos un tiquet para saber que te cobran y a como te cobran cada cosa ya que en la carta no viene el precio de bebidas.
Por lo general un establecimiento para volver a repetir una vez más.
La comida muy rica, abundante y barata. El camarero también muy agradable y pendiente (cuando se viaja sola se agradece). Lo único malo, que no tiene culpa el bar, que hay muchas moscas. Pero si quieres comer rico y barato, está genial.
Un sitio para ir a tomarse algo, servicio bueno, ambiente dependiendo del momento bueno o regulero, se llena mucho los domingos a la hora de las tapas (12-16). Comida simple, pero buena
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