Parada obligada para quien desee disfrutar de una buena cerveza acompañada de unas cuidadas y sabrosas tapas en uno de los rincones más bonitos de esta parte de la ciudad. Delicioso para compartir en pareja o con amigos. Una propuesta interesante y honesta a la que iría bien completarse algo más pero que ya como está tiene suficiente como para ser una dirección a recomendar.
Lo encontramos por casualidad y la verdad es que quedamos muy contentas. Esta en una placita al lado de Gran de Sarrià con lo cual es súper tranquilo. El precio es correcto y la calidad es muy buena. Es buen sitio para tapear un sábado o domingo al mediodía acompañándolo con una cerveza o vermut. El servicio es muy atento y la carta aunk no muy extensa está muy bien.
Las croquetas de ceps estaba deliciosas, así como las albóndigas con sepia.
Hace más de 30 años que aterrizó muy ocasionalmente en este bar. Hoy, después de años sin ir, he desayunado en su terraza discretamente deliciosa y tranquila a los pies de la estatua de Santa Vicenç en la plaza del mismo nombre. Un sencillo cortado y una flauta de mortadela muy correcta. Veo en su Instagram que tienen tapas y platillos dignos de volver a degustarlos alguna tarde, cosa que haré sin duda a no mucho tardar.
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