Buscando un sitio cualquiera de una noche cualquiera acabamos en este local por casualidad y gracias a una camarera que nos lo promocionó de muy buenas maneras. En general es un local en el que no destaca nada por encima de lo normal que invite a quedarte. Es un sitio más, a simple vista claro. Luego la cosa cambia.
Eramos una pareja, una niña y un bebé. Pedimos macarrones boloñesa para la niña. Nos sorprendió el momento que los trajeron. Presentación inmaculada y muy buen sabor. Además de ser una generosa ración tratándose de un plato infantil. Para nosotros pedimos una ensaladilla rusa para compartir y una pizza 4 quesos. La ensaladilla estaba bastante buena y por el precio, también era generosa. La pega estuvo en la pizza. Estaba seca y la masa un poco dura, pero sabor correcto.
El servicio en sí fue rodado. Tiempo de espera correcto (siempre mejorable en casi cualquier sitio), pero dentro de una media normal. La chica que nos atendió, muy bien. Muy amable y manteniendo en todo momento una sonrisa y amabilidad impropias de un lugar tan turístico como es Benidorm en temporada alta. Así que muy bien.
Por poner pegas, pondría 2. Una la pizza, seca, 5 minutos menos de horno y chapó. La otra la carta. Mucha variedad de comida, pero poca oferta en varios aspectos. En pizzas, solo 4 a elegir. Pastas, no recuerdo pero poquito también. Y en otras cosas también. Pero en general muy bien. Quizá condiciona la costumbre de ver siempre 2 páginas de pizzas en otros sitios, pero se agradecería más de 4.
Su situación también es buena. Está tocando una calle que al otro lado tienes el paseo de la playa y las propia playa.
Ya para terminar, tienen una relación calidad /cantidad /precio muy muy acertada. Nos pilla lejos pero no hubiéramos descartado repetir de alojarnos cerca.
5 estrellas damos por la calidad general y el servicio (y porque no hace falta ir a un 3 estrellas michelín para dar lo máximo, ¡porque por supuesto que los hay mejores que este!). Y también obviando algún error, que todo lo demás ha compensado con creces. Cenamos 3 platos y bebida por 20 euros.
Un lugar ideal para comer a primera línea de la playa de poniente . Se adaptan fácilmente a todo tipo de intolerancia y la calidad precio es inmejorable. Los dueños son encantadores y muy atentos a todo lo que necesites. También tienen terraza dónde las mascotas son bienvenidas. Muy recomendable tanto por la comida como por las vistas y la atención recibida.
El café esta muy bueno al igual que las tostadas y el jamón y el pincho de tortilla de patatas estaba delicioso y habia un camarero bastante amable y un trato cercano, en primera línea de la playa.
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