Impresionante restaurante en una antigua bodega.
La decoración acorde al sitio con detalles muy antiguos.
El lugar es muy acogedor y el servicio es expectacular.
Desde que reserve todo fue con un trato exquisito.
Te aconsejan desde que detalles de los platos al vino que tomar dentro de tu gusto.
La comida con mucha calidad, muy buena presentación, saber de escándalo de rico y con un precio acorde a todo esto.
Un lugar de categoría para buenas ocasiones como fue la que nos llevó allí.
Gran bodega-restaurante en el centro de Córdoba, cerca de la famosa Plaza del Potro.
Es conveniente reservar mesa para comer, pues es un lugar muy concurrido, por su fama y por la calidad de la comida.
Nosotros fuimos recomendados por el hotel donde nos hospedamos.
Nada más entrar hay que esperar a que atiendan y te llevan hasta tu mesa. Una vez que pides, te ofrecen aceite de oliva con dos tipos de pan a elegir para que vayas picoteando.
Los platos, son una combinación de lo tradicional y lo moderno. Aunque tiene muy buena fama el rabo de toro nos decantarnos por platos menos proteicos. Pedimos un salmorejo cordobés que estaba espectacular y pisto con huevo. Para terminar, pedimos de postre Milhojas de queso y emulsión de frambuesas, un postre moderno que entraba muy bien.
El servicio es inmejorable. Las instalaciones muy bonitas, con un aire a otros tiempos.
La bodega tiene un gran aparcamiento para los clientes, ya que al estar en el centro es difícil encontrar aparcamiento.
Bodegas Campos, arraigada en el corazón de Córdoba, es un establecimiento emblemático que fusiona la tradición bodeguera con una propuesta gastronómica cautivadora. A pesar de que la experiencia se ve ensombrecida por la lentitud del servicio, otros aspectos compensan este inconveniente.
El ambiente de Bodegas Campos es un viaje en el tiempo, sumergiendo a los visitantes en la autenticidad de una bodega tradicional. La decoración rústica y la arquitectura histórica crean un escenario encantador que evoca la esencia cultural de la región.
La carta gastronómica es un deleite para los paladares más exigentes. Platos típicos de la zona, como el salmorejo y el flamenquín, se presentan con maestría, respetando la calidad de los ingredientes locales. La variedad de vinos y la selección de tapas añaden un toque distintivo a la experiencia.
Sin embargo, el servicio, a pesar de su amabilidad, peca por su lentitud. La espera entre platos puede extenderse, afectando la fluidez de la experiencia gastronómica. A pesar de este inconveniente, la calidad de la comida y la hospitalidad del personal contribuyen a un ambiente agradable.
En resumen, Bodegas Campos en Córdoba es un tesoro culinario que abraza la rica tradición bodeguera de la región. Aunque el servicio podría beneficiarse de mayor agilidad, la excelente comida y el encantador ambiente hacen de este lugar una parada imprescindible para quienes buscan sumergirse en la autenticidad de la gastronomía cordobesa.
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