El sitio es muy agradable y puedes darte un paseo por los alrededores en un entorno espectacular.
Pedimos una tosta de jamón ibérico, y este estaba de 10, francamente.
Dos cosas no me gustaron: la primera, que tienes que esperar por el café en barra, pero la tosta te la llevan. El camarero que nos atendió debía de tener un mal día, pues no sonreía.
La segunda, en este bar están los cuchillos que menos cortan que he visto en mi vida, con ausencia total de filo.
Me gustó mucho. Para una cena picoteo. Eramos 5 personas.
Un par de platos a compartir y un principal para cada uno.
A compartir: Las gyozas. Nos gustaron. Y los calamares. También nos gustaron.
Los principales compartí con otra persona:
- Pan bao de panceta. Vienen 2 en la ración. Riquísimos. Hay que pedirlos.
- Hamburgues de chuleta de vaca. De las mejores que he comido últimamente. Muy recomendable también.
Disponen de una terraza maravillosa pero no se puede cenar en ella esta carta. Una pena porque ahora en verano sería una opción para cena muchas noches. Hay que cenar dentro.
Aparcamiento no mucho. Es un hotel y no hay muchísimo sitio. Lo mismo aparcas en la puerta que tienes que irte un poquito lejos.
Servicio muy rápido, fui a comer el menú del día y a pesar de estar el restaurante lleno servían inmediatamente. La comida muy buena. Queda un poco apartado, pero en autobús se llega rápido desde el centro de San Sebastián. Era la primera vez que iba, y salí con ganas de repetir
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