Fuimos a cenar de pinchos y nos gustó. Las tapas riquísimas y una gran variedad de vinos. Nos aconsejaron reservar por la cantidad de clientes que reciben (siempre estaba lleno) y probamos para comer a mediodía. Comer o cenar es más caro pero la cantidad y calidad se hace notar. El personal fue muy agradable. Recomiendo sobre todo los pinchos.
El servicio muy atento, fuimos sin reservar pero enseguida nos acomodaron. Para no tener que esperar es mejor reservar.
El restaurante muy bien, tiene mesitas para la gente que pide pintxos y las separa de la gente que comerá de carta. Tienen una extensa variedad de vinos de todos los tipos para acompañar la comida.
Nosotras probamos los pintxos y la verdad que muy buenos, sobre todo el de erizo, además pedimos los pimientos rellenos de centollo, el rape y el bogavante al whiskey, muy bueno, con mucha carne y muy jugosa.
De lo mejor que me ha sucedido (gastronomicamente hablando) en los últimos tiempos. Fuimos 6 colegas, de buen comer, y resultó el gran acierto de nuestro viaje.
El servicio profesional y amable hasta extremos ya no practicados, lo que nos llevó a pedir casi en demasía aunque sin ningún arrepentimiento.
Cada plato que trajeron fue una oda al saber hacer, con mención para las cocochas y el txangurro. Sin embargo lo que nos dejó absolutamente fascinados a todos fue el pescado, no había probado una receta de este producto tan deliciosa en mi vida.
Una pasada.
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