Mi pareja y yo descubrimos este sitio en nuestra primera visita a la ciudad y desde entonces siempre que vamos a Santander reservamos ya sea para comer o cenar.
Es un local pequeñito en el que se respira un ambiente muy tranquilo y familiar. El servicio es excelente y la comida aún mejor.
La oferta de la carta es muy original, con producto excelente y sabores complejos. Aunque tiene en su carta varios platos fijos suelen ofrecer alguna opción más basada en la disponibilidad del producto de temporada. En mi primera vista al restaurante me hicieron el mejor risotto que he probado nunca. Aunque todo lo que hemos probado de la carta hasta ahora no ha gustado deben tener una mención especial las zamburiñas, el tartar y la sardina ahumada.
Los postres no se quedan atrás, aunque no seas muy amante del dulce si vas a comer te recomiendo guardar hueco para probar la torrija ya que siendo un postre tan simple y popular consigue sorprender.
Se ha convertido sin lugar a dudas en uno de mis restaurantes favoritos.
Un lugar estupendo! Conseguimos mesa de casualidad, así que mejor es ir con reserva.
Nos encantó todo, la comida con una calidad de producto excepcional y la atención recibida inmejorable.
Sitio genial para comer/cenar por Santander. La comida estaba muy bien elaborada, no recomendaría uno en particular, todos tenían algo especial. Además la atención fue de 10. Sin duda repetiría.
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