Hemos comido ayer allí, en el comedor de dentro de la cristalera.
Es un lugar de arroces, pescados, brasa… un clásico de la zona.
Pedimos ensalada templada de bacalao y de segundos, arroz con almejas y mero, y garbanzos a la marinera. La comida estaba muy buena, la ensalada espectacular y el arroz con muy buen sabor. Los garbanzos, correctos. Buen producto y mucha cantidad de trozos (cosa que en las ensaladas, por ejemplo, a veces en otros sitios deja que desear). 84 euros, elevado pero acorde a la calidad.
El servicio, un camarero ‘de toda la vida’, muy cercano, aunque quizás con un humor que no todo el mundo entienda.
Nos sorprendió que estábamos solos en el comedor, y eso que otros sitios de la zona están siempre a rebosar.
Como negativo diré que no hay menú del día, es sólo carta. Y que había unas 20 moscas comiendo con nosotros ;) Se que igual eso es algo difícil de eliminar, pero si hay alguna solución… estaría bien, porque resulta desagradable.
Hay un perrito por allí muy majo, para los que tenemos mascotas es de agradecer que sea dogfriendly. También me dejaron una trona para el bebé.
En resumen: para repetir porque la comida es de calidad, pero igual habría que darle una vuelta a la propuesta del local porque los sitios de al lado se le van a comer.
Fuimos a Santander sin reservar restaurante para comer. Después de dar vueltas y vueltas durante más de hora y media encontramos mesa en Sincios.
Nos llevamos una buena sorpresa, porque a pesar de los malos comentarios, tanto calidad, precio y servicio fueron geniales. Nos animamos a pedir unos cuantos platos ya que veníamos con hambre y todos fueron geniales. (Si se puede decir algún punto a mejorar sería reducir un poco la sal)
El propietario ha sido muy atento.
Una paella de calidad y mucha cantidad, una terraza amplia y cómoda, los camareros son muy amables.
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