El lugar es increíble, una Hacienda de estilo colonial perfectamente conservada con obras de arte y un jardín interior precioso.
La cocina muy bien, tiene una carta breve pero variada y una buena selección de vinos.
Gran atención del personal. La relación calidad-precio precio adecuada para un establecimiento con un Sol de Repsol y cocina elaborada con materias primas de primera calidad.
Probablemente el mejor restaurante de La Palma.
El pulpo nos ha parecido delicioso y con presentación original. Lubina en su punto, suave y con una salsa original que la acompaña muy bien. Tarta de queso con pistacho, mmmm, ligera, interesante, imprescindible. Servicio impecable. Y el entorno supera cualquier expectativa. El jardín botánico del hotel que alberga el restaurante merece muchas horas de disfrute. Los pasillos y habitaciones son al tiempo un museo exquisito y disfrutables.
Vaya por delante que aunque la comida fuera mala (que no es el caso), La Hacienda y por tanto su restaurante El Sitio merecen una visita, un edificio con una decoración maravillosa, reuniendo obras de arte, gusto por los cuatro costados y una situación y tranquilidad inigualables. A lo que vamos, el restaurante se encuentra en la primera planta para que puedas ir descubriendo por tus propios ojos la belleza del edificio, los adornos, cuadros, tapices, para redondear con la decoración y la espectacular vajilla del comedor. Una atención muy cordial y profesional para una carta cortita pero apetecible. Elegimos compartir los tres el pulpo en tempura negra (simulando la tierra volcánica), original plato, pero siendo sinceros muy escaso ya que eran 5 trocitos nada más. Los segundos ya más entonados en cuanto a cantidad, solomillo de vaca jugoso y tierno, pularda asada sobre arroz trufado perfecto de punto y bacalao en texturas suave y sabroso. Los tres postres de la casa fueron saboreados para endulzar la despedida de la isla, cada uno con su sabor particular y muy bien ejecutados, tarta de chocolate y avellana, tarta de queso con crumble y una creme brulee. Repito el inicio, la carta y la comida resultan algo cortas en comparación con el lugar, pero todo en conjunto hacen de la experiencia algo necesariamente a repetir, iría nuevamente a La Palma sólo por volver a La Hacienda.
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