Fuimos a celebrar el cumpleaños de mi mujer y el mío, y reservamos por expresa petición de mi madre que había estado viendo su carta y le pareció atractiva y con propuestas originales.
El local es pequeño pero con encanto, todo lo que comimos estaba muy bueno y excelentemente elaborado, la cocina se nota que se esmera mucho en que cada degustación sea toda una experiencia, y el camarero te explicará con todo lujo de detalles de que se compone cada bocado que te lleve a la mesa, cosa es que es de agradecer ya que te cuenta tanto la procedencia de los productos usados, así como las zonas de España donde son originarias.
La verdad es que ha sido un gusto poder disfrutar de la experiencia, esperamos poder repetir en breve.
Alberto Rosado Regueiro
+5
Anoche fuimos por primera vez, un sitio que Valdemoro necesitaba, nos dejamos guiar por el camarero y la verdad acertó con todo. Un sitio muy acogedor. Muy buena calidad precio, y los platos espectaculares. Muy recomendable
Nos llevó una amiga de la zona por las buenas opiniones pero sin haber estado ella nunca allí, así que no sabíamos que nos íbamos a encontrar.
De primeras, cuando nos preguntaron por la bebida y pedimos cocacola zero y nos dijeron que no había ya me pareció raro y de hecho la carta también me lo pareció, además vi mucho pescado y marisco (no me gusta) y sinceramente no entendía el concepto.
Total que le dijimos al camarero que nos tomábamos el vino y nos íbamos, pero se sentó el dueño con nosotros y nos pidió que le diéramos una oportunidad y que nos daría una experiencia, nos preguntó por nuestros gustos y se puso manos a la obra.
Primero nos puso una ración de Bondiola iberica, se deshacía en la boca como mantequilla, exquisito, el jamón nunca me volverá a saber igual.
Seguido de unos brioches de mantequilla con salsa holandesa y una carnecita que nuevamente era un placer al paladar.
El tercer plato fue Sandwich de oreja, no lo veía, pero era con una salsa alioli y una especia que le daba un color amarillo que todo junto era una súper combinación.
De cuarto nos puso lo que llaman, la mesa china, y constaba de bao relleno de carne de ciervo, espectacular, luego pollo al limón pero no el típico, era una salsa que parecía soja pero ácida y en combinación con el pollo rebozado una delicia y por último una sopa con un wantun riquísimo.
De postre fueron creaciones de ellos uno con helado de lavanda, mousse de limón y pétalos de violeta que pusieron la guinda a la cena y a la experiencia que nos dieron.
Menos mal que nos quedamos porque ha sido toda una experiencia y repetiremos seguro.
Gracias por el trato y por la amabilidad. 😊
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