Me habían hablado muy bien pero yo he tenido luces y sombras. El local está bien decorado y el ambiente no lo puedo describir ya que estaba casi vacío. En cuanto a la comida probamos kas alcachofas que estaban muy ricas, el falso ravioli que también estaba bueno y la ensaladilla que no me gusto, a parte de que las patatas estaban crudas, no tenía apenas sabor, eso sí muy bien presentada en la concha de un buey. Y además nos cobraron 14.00 euros por una ración. No se si le daré otra oportunidad
El Domingo fue su inauguración y nos sorprendió un montón ya que nos pusieron de tapa con la consumición nada más y nada menos que ostras 🦪 al natural y con una presentación espectacular. Nos pedimos unas raciones para compartir entre 4 personas y súper elaborado todo y súper rico. La decoración de los baños nos gusto porque recrea un poco la época del Titanic que le da nombre al establecimiento con cuadros del momento. El personal fue muy amable nos atendieron en barra a primera hora debido a la cantidad de afluencia como es lógico y después salieron a atendernos en terraza. Volveremos sin lugar a duda 😜
Sabíamos de su existencia por un artículo de un periódico y nos decidimos a probar y no nos decepcionó, al contrario salimos encantadas. Además de los platos que aparecen en la carta tienen otros muchos que te indican incluyendo el precio lo que es de agradecer para no llevarse sorpresas a posteriori. Nos decidimos por dos platos de la carta pita de costilla y brocheta de presa, ambos totalmente recomendables aunque nos gustó mas la pita, y por un tataki de atún fuera de carta que estaba increíble. Sin duda repetiremos.
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