Un Buen menú a precio moderador con comida hecha con mimo. Se nota “lo casero”.
Los huevos al plato estaban muy buenos, y el caldo de la sopa se nota que está hecho por ellos, suave y con gusto.
El trato atento y amable sin ser engorroso. Todo en su punto para disfrutar de una comida tranquila el día a día.
El restaurante es muy lindo y original.
Nos sentamos en el jardín interior que tiene mesitas muy coloridas con velas, una fuente que nos acompañó en la velada con el sonido del agua, muchas plantitas y un árbol enorme de tejado.
Elegimos varios platos para compartir, todo muy rico y con una muy buena presentación. Croquetas muy sabrosas, calamarcitos riquísimos, varios platos veganos.
La carta de vinos no es muy amplia pero tienen lo necesario. Quizá echamos en falta algún rosado.
El personal muy amable y atento.
Pagamos 20 euros por persona con 4 platos para compartir, 4 postres, 2 botellas de vino, chupitos y café.
Un sitio recomendado, sobre todo ese patio interior tan bucólico, tanto para amigos como para parejas.
Descubrimos por casualidad este restaurante en el centro de Vic y hemos salido encantadas, tanto por el trato como por la comida casera, sencilla pero bien elaborada. La única pega es que estábamos al lado de la puerta, que no encaja bien, y hemos pasado frío, a tener en cuenta a la hora de reservar mesa. También se agradecería un mantel o unos individuales que cubran la mesa.
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