Estuvimos ayer a mediodía comiendo y se agradece que aún hayan sitios dónde puedas comer tapas y medias raciones, y encima estén buenas. Los torreznos no te los puedes perder.
Volveremos con amigos a probar más platos de la carta.
La atención de sus camareros fue sobresaliente.
Comimos en la terraza, muy bien equipada con cubierta y estufa.
Pedimos tapas de ensaladilla, croquetas de jamón y croquetas de rabo de toro y raciones de revuelto de habas, risotto y solomillo de vaca. A destacar las cremosas croquetas de jamón y las de rabo de toro, más suaves; el risotto, con mucho sabor y acompañado de carne y setas, y el solomillo de vaca.
Las cantidades eran normales y acorde al precio. El servicio fue muy bueno, muy atentos y amables.
Un magnífico lugar para disfrutar en pleno centro de la ciudad de una deliciosa cocina.
El ambiente es muy tranquilo y el servicio fantástico.
¡¡Nos ha encantado!!
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